martes, 30 de marzo de 2010

El mejor gol de la historia. De penalti.

El pasado domingo tuvimos la fortuna de presenciar, casi con toda seguridad, el mejor gol de la historia. No es de Messi ni de Cristiano. Su autor fue un jugador mucho más humilde, de categoría regional, pero con un golpeo de balón espectacular.

Ocurrió en el minuto 16 de la segunda parte cuando el colegiado sancionó una falta dentro del área. Penalti. Todo entraba dentro de la normalidad hasta que Julio, balón en mano y a velocidad de alma que persigue el diablo, corrió hacia su propia área y colocó el esférico en el punto fatídico, con rabia en la mirada, con valentía en el rostro. Efectivamente, el mediocentro quería lanzar desde su propia área, desde su propio punto de penalti. Con una distancia de casi 100 metros hasta la portería rival, pretendía batir al meta. Buscaba la hazaña.

El árbitro asintió y dio el visto bueno. Una vez todos los jugadores se habían aglomerado tras la pelota, pitó para que se ejecutase la pena, para que se alcanzase la gloria. A Julio, que había salido del recinto para tomar carrera, tuvieron que avisarle por teléfono móvil de que ya podía lanzar. Se encontraba a más de 500 metros de distancia y afirmaba no escuchar bien el silbato. “Había interferencias”, señaló tras marcar.

El minuto que tardó en llegar al balón se hizo eterno, lleno de expectación e intriga. Fueron 60 segundos históricos, épicos. Miles de personas le acompañaron en los últimos metros ofreciéndole ese apoyo tan necesario en momentos así. El golpeo fue fenomenal… lleno de técnica y potencia. El cuero salió despedido con una fuerza descomunal, ganando metros cual monoplaza en Montercarlo. El cancerbero adivinó la trayectoria pero no pudo hacer nada. Golazo.

Incomprensiblemente el colegiado anuló el tanto, haciendo repetir el lanzamiento.

De nuevo Julio salió 500 metros fuera el estadio para tomar carrera, impulso. Esta vez la pegó suave, engañando por completo al portero. Imparable. Impecable.

La celebración fue por todo lo alto, subiéndose todos los jugadores al teleférico que sobrevuela el estadio. Ambos equipos acordaron terminar el partido en ese mismo momento y proseguir con las celebraciones hasta que el cuerpo aguantase. Todos quisieron disfrutar de ese momento histórico del que Julio les hizo partícipes a conciencia, confiando en su disparo.

3 comentarios:

  1. Claro que si, como los tios!! jajajaja

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  2. Voy a hacer yo eso en algún partido a ver si también alcanzo la gloria

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