miércoles, 24 de marzo de 2010

El perro pierde el título de mejor amigo del hombre

La humanidad ha vivido años, décadas y siglos engañada, confundida. Afirmaciones antiguas con el tiempo han perdido su valor. Convicciones pasadas convirtiéronse en polvo, quedando olvidadas en viejos trasteros a lo largo y ancho de la esfera.

Fue antes de ayer cuando se cayó otro mito. “Me dio un vahído, no preocuparse”, señaló a posteriori.
El perro pierde el título de “Mejor amigo del hombre” en detrimento de algo maravilloso, fascinante, único: el sacapuntas, el afilalápices. Se han encontrado documentos del siglo XII que así lo dictaminan.

El hallazgo consta de dos grupos diferenciados de documentos. Por un lado los escritos y por otro los gráficos. Los escritos relatan la historia, el día a día, la relación espiritual de un sacerdote con su sacapuntas. En los gráficos podemos ver ilustraciones en las que hombres y mujeres abrazan a un objeto afilador mientras que el perro solo aparece de fondo, de atrezzo, como animal de compañía, nunca como amigo, nunca. “Los maestros de la época querían difundir en sus obras la importancia celestial del objeto afilador, como era conocido por aquel entonces. Considerado casi una deidad, fue objeto de corte en numerosos palacios” declaró el jefe de la expedición utilizando ese hábil juego de palabras clásico en el.

En uno de los documentos hallados se puede leer el siguiente fragmento:

“Oh sacapuntas, oh objeto afilador, vos seréis nuestro mejor amigo por los siglos de los siglos, tanto en la adversidad como en la gloria, tanto en la pobreza como en la riqueza, oh!“

Dichos escritos dan a entender que el sacapuntas libró al hombre del hambre, de la sequía y de la enfermedad. Convirtió el agua en vino y luego se lo bebió a sorbos. El sacapuntas vino a este mundo para salvar a la humanidad.

“En realidad no vine para eso, pero nadie me escucha” afirmó el objeto, denotando cierto aire de irritación mezclado con la desesperación de un alma desatendida.

No sabemos para que vino a la tierra pero si sabemos que lo dio todo por la humanidad, sin pensar en si mismo, sin ánimo de lucro, afilando sin cesar. Dio su vida por nosotros y, ¿acaso pidió algo a cambio? Si, una zanahoria. Bajo precio para semejante hazaña. Por ese motivo, a día de hoy, ha reemplazado al perro en ese rol tan vanagloriado como desinteresado que no es otro que ser el mejor amigo del hombre. Una responsabilidad quizás demasiado grande para un objeto tan pequeño. El tiempo lo dirá y nosotros estaremos allí para escucharlo.

Desde aquí felicitamos al sacapuntas. ¡¡Ayy granuja, cuanto te haces querer!!

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