jueves, 8 de octubre de 2009

Contínuos resbalones en una misma calle

Los vecinos de Algarroba de Río Torco sufren desde hace meses continuos y variopintos resbalones al pasar por la calle Arnaldes, cercana a la plaza mayor y al castillo.
Unos de manera tosca, otros con elegancia y otros de forma cómica, pero todos, absolutamente todos se escurren al pasar por dicha travesía. Todos menos uno. Rafael, un joven de 21 años nos reveló su secreto para no caer de la misma forma que el resto de ciudadanos. “Yo no paso por esa calle, la rodeo”.

Hay que añadir una peculiaridad más a todo esto, y es que los habitantes del pueblo afirman que tras los patinazos no sienten dolor. A este fenómeno se le conoce como 'traspié indoloro'.
Cada año durante las fiestas patronales se hace un concurso entre los asistentes para ver si alguien es capaz de hacer la travesía sin acabar con sus huesos en el empedrado que reviste el suelo. “Hasta la fecha nadie lo ha conseguido” indicaba el alcalde.

Pasamos un día en la comarca de Río Torco para ver, para sentir de cerca el pesar de esta gente, observar los famosos resbalones y porqué no, ser participes. Llevamos con nosotros a un auténtico experto en resbalones para que, en la medida de lo posible, nos diera una explicación, un punto de vista científico y profesional de este insólito hecho.

Nuestro técnico analizó detenidamente la calle con los medios mas avanzados a su disposición pero los resultados fueron poco satisfactorios. “Este pavimento tiene todo en regla, está dentro de la normalidad. El índice de escurrimiento - un 7,5%- está en la media aceptada por los estándares, al igual que la dureza. Sin embargo, hay que recalcar que los resbalones no son nada corrientes, no son naturales, yo los calificaría casi como artísticos y contrarios a la primera ley de Newton, pero no puedo encontrar ni definir su origen, es complicado. Aventurarme a hacer un diagnostico en estas circunstancias sería arriesgado por mi parte.”
Sin solución ni explicación a su problema siguen los habitantes de Algarroba de Río Torca. Con resignación y mucho sentido del humor se toman cada caída en la tan misteriosa como resbaladiza calle Arnaldes.

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