martes, 13 de octubre de 2009

Fontanero se queda atrapado en una bañera

Atrapado en la bañera es como quedó un joven fontanero al intentar desatascar un fregadero en una localidad manchega.
Según la señora de la casa, el fontanero en cuestión acudió al domicilio a desatascar el fregadero de la cocina que, desde hacía días, no tragaba bien. “Mi hijo tira todo por el fregadero, es un desastre, se lo tengo dicho. Tira agua, café, garbanzos, cromos, la ropa sucia, incluso un día quiso tirar al bebé de los vecinos. Luego la que paga las reparaciones soy yo. Le voy a mandar interno” Nos decía Marisa muy enfadada.
Cual fue la sorpresa de esta señora cuando observó que el fontanero en vez de sacar las herramientas para reparar el fregadero, sacó de una bolsa azulada de material plástico, una toalla, unas chanclas, una esponja de las suaves y un gel hidratante con ph neutro. “No lo podía entender, yo esperaba que sacase una llave inglesa, un destornillador, un ventilador… cosas de fontaneros.”

El empleado se colocó el albornoz sobre los hombros y tras haber regulado la temperatura del agua hasta dejarla a 23º C, se introdujo en la bañera con el albornoz puesto. “Se lo dije al entrar, quítatelo, quítatelo, pero no me hizo caso. Es como mi hijo, no me escucha. Le voy a mandar interno también.” , insistió Marisa, aun visiblemente enfadada.
Dicha imprudencia es de la que se está arrepintiendo Tomás desde hace veintidós días. Cuando se disponía a salir de la bañera, la parte posterior del cinturón de su albornoz quedó enganchada al grifo del agua fría, impidiendo así su salida. Varios especialistas en enganches han visitado el hogar de Marisa con el fin de que el mozo pueda regresar con su familia y abandone, de una vez por todas, el minúsculo cubículo en el que lleva recluido casi un mes. No ha habido suerte por el momento. “Permito que los domingos su familia venga a verle, me da lastima. Sacamos la bañera fuera y hacemos una barbacoa en el jardín, para que al pequeño Tomy le de el aire”, dice Marisa conocedora de la soledad que invade, que asedia al muchacho.

Desde la redacción hemos querido solidarizarnos con el joven y le hemos enviado un albornoz nuevo para que al menos una vez a la semana se pueda cambiar de ropa. El propio mozo nos decía lo cansado que estaba de verse siempre igual. “Así no me echo novia”, aseguraba alicaído.

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