viernes, 16 de octubre de 2009

Desnuda ante mas de 500 personas

La totalidad de los vecinos de un pueblo del estado de Philadelphia se reúnen cada tarde ante la ducha de Stacy, una mujer de 32 años que, por motivos desconocidos, se niega a ducharse si no es ante notario y con al menos quinientos testigos.

En el pueblo ya es un ritual donde los lugareños aprovechan para entablar conversación con sus vecinos o hacer nuevas amistades. “De aquí han salido doce matrimonios y diecinueve hijos, dos de ellos deseados”, afirmaba ufana una vecina.

Sobre la hora del baño de Stacy nos habló el monaguillo de la parroquia: “Ella me avisa, vía sms, unos diez minutos antes de preparar la ducha y yo hago repicar las campanas, generando un ruido ensordecedor que solo nuestra iglesia es capaz de producir.” Eso pone en movimiento a todos los habitantes que, raudos como una gacela para cumplir con la ley de puntualidad que rige el pueblo, acuden en masa a su humilde morada, dispuestos a presenciar, dispuestos a ser testigos de un baño.

Se tuvieron que colocar unas gradas supletorias para la ocasión, ya que la casa de esta joven no albergaba tanta capacidad y no era posible llevar acabo el lavatorio, el enjuague.

Esta curiosa forma de ducha está suscitando controversia entre algunas asociaciones conservadoras, las cuales ya han protestado en numerosas ocasiones contra este acto “impúdico e inmoral”. “Esto no se puede consentir de ninguna de las maneras. No se puede permitir que los niños presencien un espectáculo tan bochornoso como arcaico.”, manifestó uno de los portavoces. La respuesta de Stacy no se hizo esperar y dejó muy clara su postura ante tal declaración: “Mi postura es la misma siempre. Me ducho de pie. No tengo bañera y por lo tanto no tengo la opción de recostarme o tumbarme. Ahora bien, en cuanto reúna el capital suficiente para adquirir una buena bañera, estén seguros de que algo cambiará. Llegado el momento convocaré una rueda de prensa y lo haré público”.

Con todo y con esto, la vida del pueblo continúa y la bienaventurada joven sigue lavándose a diario. “Al fin y al cabo esto es lo importante.”, señaló el joven monaguillo, mientras se rascaba con cierto gracejo la oreja izquierda.

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